Calderón de la Barca es reconocido por la
relevancia de sus obras y por haberlas escrito tan diferentes al modelo de
estructura dramático que empleó Lope de Vega y comediógrafos anteriores.
Algunos de ellos ejercieron cierta influencia en Calderón, como son: Antonio
Mira de Amescua, Tirso de Molina y Juan Ruiz de Alarcón, además del propio
Lope.
En sus obras, Calderón prescinde de un
gran número de escenas que, a diferencia de los autores que le precedieron, le
parecían inútiles y sobrantes en la trama. Muchas de las veces, no las
eliminaba, sino que las reescribía a su gusto. Igualmente, restringe la
abundante polimetría existente hasta entonces y la cambia por versos
heptasílabos, octosílabos y endecasílabos.
Su estilo era peculiar, ya que mezclaba
diálogos formales propios del culteranismo, con diversas metáforas que conseguían
vulgarizar el texto y hacerlo más accesible al público de la época. Una de las
características más importantes de Calderón dela Barca, fue el empleo de
símbolos, sobretodo en sus comedias, como fueron: la caída de un caballo, que
representaba la deshonra; el significado de la luz y la oscuridad; el
equilibrio entre los cuatro elementos (agua, aire, tierra y fuego); y técnicas
como la profecía u horóscopo para crear un ambiente engañoso (como ocurre en La
vida es sueño).
Gracias a Calderón, la escenografía,
<<memoria de las apariencias>> según él, adquirió muchísima
influencia junto a la música, es más, se le atribuyen los primeros libretos de
zarzuela. Con ambos métodos podemos observar que su principal objetivo era
juntar las diferentes artes plásticas.
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