Pedro Calderón de la Barca y Barreda González de Henao Ruiz de Blasco y
Riaño, más conocido como Calderón de la
Barca, nació en la ciudad de Madrid, el 17 de enero de 1600. Sus padres, Diego Calderón y Ana María de Henao, pertenecían a una familia noble. Pedro fue el tercero de los cinco hijos
que tuvo el matrimonio.
Estudió en un colegio jesuita de Madrid, sin embargo, en 1620
tuvo que abandonar los estudios religiosos a causa de la carrera militar. Tres años más tarde se dio a
conocer como dramaturgo con su primera comedia: Amor, honor y poder, estrenada en
Madrid. Desde 1625,
proveyó a la Corte de un extenso repertorio dramático entre el que figuran sus
mejores obras. Tras conseguir un sólido prestigio en el Palacio Real, en 1635
escribió El mayor encanto, el amor, para la
inauguración del teatro del Palacio del Buen Retiro.
Asimismo, se ganó el aprecio del público
en general en la década de los treinta con sus piezas para los corrales de comedias madrileños.
En 1636 el Rey lo nombra caballero de la Orden de Santiago y se publica, la Primera parte de sus comedias; al año siguiente la
segunda, y así, hasta las nueve que llegó a imprimir.
Corrales de comedia
Corrales de comedia
Calderón es por entonces un discreto pero
activo cortesano y llega a convertirse en un personaje muy respetado e
influyente, modelo para una generación entera de nuevos dramaturgos e incluso
para talentos tan grandes como son: Agustín Moreto y Francisco Rojas Zorrilla, sus más
importantes discípulos. A
mediados de los cuarenta, tuvieron lugar sucesivos cierres de los corrales de
comedias debido a los fallecimientos de gente de la realeza, como es la reina Isabel de Borbón, o, debido a las presiones de los religiosos moralistas contrarios al teatro. Al
morir dos de sus hermanos, el dramaturgo se sumió en una crisis que coincide
con la de España. Es más,
hacia el 1646 nace su hijo, Pedro José, y Calderón ha de replantearse su vida. Las crisis cesaron al reabrirse los teatros en 1649.
Además, cabe destacar que el dramaturgo español se
ordenó sacerdote en 1651. Poco después, obtuvo la capellanía de los Reyes Nuevos de Toledo, cosa que su padre tanto ansiaba para la
familia; y,
aunque siguió escribiendo comedias y entremeses, desde entonces dio una mayor prioridad a
la composición de autos sacramentales, género teatral que perfeccionó
y llevó a su plenitud. Siguió componiendo
espectáculos para los Reyes en el Palacio del Buen Retiro; pero también,
se inclinó hacia temas mitológicos, huyendo así de su fantasía de realidad
tan áspera. Entonces ya era el dramaturgo más celebrado de la corte y todavía
en 1663 el Rey siguió distinguiéndolo al designarlo como su capellán de honor,
hecho que lo obligó a trasladarse definitivamente a Madrid; la
muerte del monarca en 1665 marcó un cierto declive en el ritmo de su producción
dramática. A lo largo de su trayectoria teatral fue algunas veces importunado
por los moralistas que veían con malos ojos los espectáculos teatrales, y en
especial que los hiciera un sacerdote como él.
Al final
de su vida sufrió algunas estrecheces económicas, pero con motivo del Carnaval
de 1680 compuso su última comedia, Hado y divisa de Leónido y Marfisa.
Del mismo modo, falleció el 25 de mayo de 1681, dejando a medio terminar los
autos sacramentales encargados para ese año; su entierro fue austero y poco
ostentoso, como deseaba en su testamento. Así dejaba huérfanos todos los teatros.
Por último cabe mecionar que además de ser militar, poeta y dramaturgo barroco del Siglo del Oro, fue considerado uno de los mejores escritores dramáticos de su época.
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